Retablo de la capilla de la casa antigua.

Las crónicas anteriores a la entrada de Madre Alberta en la Pureza permitieron a Margarita Juan, RP reconstruir los orígenes de la capilla de la casa antigu. Refiere en el tomo I de Una insigne balear que en 1837 inauguróse la Capilla del Colegio de Valldemossa. Desde Palma fueron allá la Rectora -María Ferrer- , hermanas colegialas y niñas, el 24 de agosto. Ofició, delegado por el Sr. Obispo, D. Bartolomé mestre, Sochantre de la Catedral. Le acompañaron el Rector de Valldemossa y los Vicarios. Celebró aquel la Misa, se cantó el Te-Deum en acción de gracias, y se obsequió a los asistentes con un sencillo refresco.

Desde aquel primer Te-Deum del 24 de agosto de 1837 muchas gracias se han dado a Dios en esta capilla, muchas decisiones, muchos actos de amor, muchas entregas y muchos perdones tienen por testigo sus muros, han sido iluminados por la luz que entra desde el patio y sellados con la consolación que Jesús regala cuando miramos al Sagrario y a su Madre.

El 21 de abril de 2013, coincidiendo con la jornada de formación “Dinamismo del carisma”, impartida por la H. Begoña Peciña, y con asistencia de la práctica totalidad de las hermanas destinadas en Mallorca, la H. Socorro y la H. Mª Luisa, ha tenido lugar la bendición del altar, sagrario e imagen de la Virgen de la primitiva capilla de la casa. La restauración, llevada a cabo a lo largo de marzo y abril, por restauradoras del Taller de Restauració del Bisbat de Mallorca, ha permitido recuperar elementos del retablo original que Madre Alberta encargó a los ermitaños de la ermita de la Santísima Trinidad de Valldemossa.

La sencilla ceremonia, presidida por Miguel Gual, Pbro., ha constado de dos partes, bendición y reserva del Santísimo, muy emotivas, y que quedarán en el recuerdo de las presentes.

Finalizada la restauración, este es el aspecto que presenta en la actualidad.

¿Qué sabemos del retablo?

Tras la desamortización y la marcha forzosa de los cartujos, los ermitaños, que habían aprendido de los cartujos y colaborado con ellos en la ornamentación de la Cartuja, realizaban trabajos de carpintería para iglesias y conventos. Según información verbal de los actuales ermitaños, el director era José del Patrocinio de San José, fallecido en 1905. En la ejecución del retablo de la Pureza tuvo un protagonismo importante el ermitaño Elías, al que Madre Alberta dedica una poesía.

Se trata de un retablo de estilo neogótico, muy propio de finales del siglo XIX-principios del XX.

A lo largo de su historia, el retablo de la Virgen ha sufrido por lo menos tres intervenciones  importantes que han modificado su aspecto estético. La policromía original, en gran parte formada por marmoleados, quedaba últimamente oculta por una pintura gruesa de color crema.

La imagen muestra su aspecto antes de iniciarse la restauración confiada  al taller del Obispado.

 

Los paneles laterales, que flanquean la imagen de la Virgen, han sufrido intervenciones que han modificado su aspecto, sin que se haya podido llegar a concluir cómo eran inicialmente. Algunos restos de hilos encontrados pegados a la madera avalan la hipótesis de lienzos; tal vez con las imágenes de Sta. Teresa y Sta Úrsula. De esos lienzos sólo se han encontrado pequeños restos de hilos.  No se ha encontrado ninguna fotografía ni descripción de las pinturas que pudo haber. Tampoco existen huellas de la existencia de peanas para soportar imágenes. Por razones que desconocemos, los lienzos primitivos fueron sustituidos por papel decorativo encolado: primero de color salmón con motivos dorados; posteriormente de color rojo con motivos dorados y, finalmente, de color blanco con motivos azul-verdosos.

 

Se supone que este último papel, que se empleó en la hornacina de la Virgen y en los paneles laterales, hacía al conjunto excesivamente recargado, por lo que los paneles se cubrieron con damasco azul y se colocaron tres ángeles policromados en cada uno de ellos.

La Virgen.

La imagen de la Virgen es una talla de madera firmada por el escultor J. Castells.  A diferencia del resto del retablo, no ha sufrido a lo largo de su historia  grandes intervenciones que hayan modificado su aspecto. Se ha llevado a cabo la limpieza y barnizado de la imagen y la corona, recuperándose la viveza de los colores y pequeños detalles, como el encaje en el escote de la Virgen, presente en otras imágenes de la época.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Sagrario.

Por el contrario, el Sagrario ha sufrido por lo menos dos intervenciones sobre el diseño original, plenamente acorde con el conjunto del retablo. Tras la sucesiva eliminación de las dos capas de pintura se ha llegado al diseño primitivo y que, al verlo, algunas hermanas han reconocido como el que de niñas o jóvenes habían contemplado.

Este es el aspecto que presenta en la actualidad.

Las siguientes imágenes muestran el sagrario antes de la restauración y tras la eliminación de la última capa de pintura, es decir, tal como fue en una época intemedia o en una intervención que no gustó.

Madre Alberta soñó el futuro de la Congregación de Religiosas Pureza de María junto a Jesús y a la Virgen en sus estancias de descanso y reflexión en Valldemossa. Hoy, Jesús y María siguen hablando a quienes oran en este ambiente parecido al que rodeó a Alberta Giménez y siguen impulsando la obra a la que ella dio vida. Dejémonos llevar como ella por el soplo del Espíritu que dinamiza el carisma de la Pureza de María.